Lo único que uno debe tener es cuidado con las mierdas de perro que están distribuidas equitativamente y de manera generosa por todas las aceras de la ciudad. De resto la ciudad es maravillosa. Lo primero que conocimos fue Santelmo, un barrio del que teníamos noticias porque de ahí era Manuel Santillán, el personaje de la canción El León, de Los Fabulosos Cadillacs. Son grandes edificios de la primera mitad del siglo XX, con puertas muy amplias y gigantes ventanales.
Yo no creía mucho en el estereotipo del argentino mala gente pues tengo varios amigos porteños y todos se caracterizan por la generosidad, además no creo en estereotipos. Aquí ha sido igual, cuando veníamos del Aeropuerto una señora con su familia nos llevaron hasta el bus, luego nos esperaron para tomar el tren y se bajaron con nosotros en el subterráneo para que no nos perdiéramos con todas la maletas. Luego otra mujer nos dio su teléfono para ayudarnos a encontrar un lugar barato donde quedarnos si no teníamos. Después un hombre mayor nos vio buscando donde comer y nos recomendó una pizzería buena y barata.
La comida no es cara ni barata, pero es buena, toda es muy buena. Las bebidas si son muy caras, pero no me importa porque no me gustan, una Seven UP 350 ml vale siete pesos (3.500 pesos colombianos). Pero para compensar, la cerveza es muy barata, la Quilmes roja o negra de un litro vale ocho pesos (cuatro mil pesos colombianos). El vino es regalado, es más barato que el agua, una botella de Michel Torino que en Colombia vale 30.000 pesos, aquí vale sietes pesos argentinos (3.500 pesos colombianos). Por esos decidimos dedicarnos a tomar vino y cerveza. Aquí hasta los grunges son finos.
EL CONCIERTO
Tocábamos a las cinco de la tarde y no teníamos ni platos ni redoblante para la batería. El baterista de la banda anterior a nosotros era del 1% que generan el estereotipo, pero claro en todo el mundo hay hijos de puta, y no nos los quiso prestar. La gente de Zelen eran de los que querían ayudar, pero solo estaba el guitarrista. Ellos tocaban después de nosotros y por eso no habían llegado. Una llamada por celular y llegaron con lo que necesitábamos. Todos unos parceros los de Zelen.
El toque era en La Plaza Francia, una plaza en el barrio La Recoleta, en un sector llenos de parques. El sábado había una gran feria con vendedores, pintores, teatreros, músicos, imitadores y mucha gente sentada en las mangas tomando cerveza y comiendo. El cielo estaba completamente azul y la temperatura era alta pero agradable. Como se ha vuelto costumbre andábamos con un par de litros de Quilmes negra.
El Festival parecía hecho para Vagabundos. No había ni carpa ni tarima, todo estaba sobre la hierba y el público estaba acostado y sentado viendo las bandas. El ambiente era muy bueno. Empezamos con Colombia Ska (Fue la que más pidieron desde Colombia los parceros del Facebook cuando preguntamos) y seguimos con Domador de Piso. Estábamos contándoles una historia nuestra, la historia de una man que baila en el barrio Guayaquil. ¿Cómo saludamos? Cómo siempre: Entonces qué parceros... La gente se estaba divirtiendo.
En el público estaba el Wacho, un parcero de Medellìn, que habíamos visto en los conciertos y que está viviendo aquí hace algún tiempo: estaba Santiago, un parcero que conocimos en el avión; también estaba Catalina, una amiga de Camilo Vera; Estaba Susana la novia de Diego y sus amigas paisas que viven en La Plata. Era muy agradable tocar en Argentina y ver personas cantando nuestras canciones.
Terminamos el concierto con Libertad y Caminito al cielo. Fueron las más pesadas que tocamos y la gente empezó a moverse. Con Caminito hicimos una intro hablando de los desaparecidos, tanto los de aquí como los de Colombia y la gente se conectó con la letra y la música. Cuando el concierto terminó nos dieron más cervezas y mucha gente nos felicitó. Aquí el rock es para todo el mundo y una familia roquera, con el papá y la mamá de unos cincuenta años también nos dijeron que les había gustado mucho y que les avisáramos cuando nos presentáramos de nuevo. Les dijimos que si, vimos que esta familia estaba creciendo, que cada concierto hay más gente que se une, que cada día hay más vagabundos y más vagabundas.
Por: Felipe Grajales, un Vagabundo.
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